Vamos a dar la vuelta a Madero. Una frase que dije muchas veces, hoy es una calle que congrega diariamente ríos de personas, una de la vías más emblemáticas, la calle de Madero destaca no solo por su belleza arquitectónica, sino por su rico pasado. Desde su trazado en la época de la Conquista hasta su renombramiento por Pancho Villa, la calle de Madero ha sido testigo y protagonista de momentos históricos cruciales.
Hagamos un viaje histórico hasta los albores de la Ciudad de México. Hernán Cortés, el conquistador español, ordenó su apertura con una visión estratégica en mente: proporcionar una vía de escape segura en caso de una revuelta indígena, recordando la tragedia que ocurrió en la calle de Tacuba.
Esta arteria se convirtió en una senda hacia la supervivencia, un camino trazado sobre la historia misma de la conquista. A lo largo de los siglos, la calle de Madero fue testigo de la evolución de la Ciudad de México. Con el tiempo, albergó a las familias más ricas de la ciudad y a las tiendas más exclusivas. Bajo el nombre de «El Paseo de Plateros,» se convirtió en un rincón peatonal, un lugar para pasear y disfrutar.
El nombre de la calle cambió a «Plateros» en 1638 por orden del virrey Lope de Armendáriz, quien concentró a los plateros de la Nueva España en ese espacio. Antes de eso, llevaba el nombre de «San Francisco,» en honor al convento del mismo nombre. Sin embargo, el verdadero cambio llegó con la Revolución Mexicana. Lucio Blanco, un general mexicano revolucionario, le otorgó el nombre de «Madero» en honor al presidente Francisco I. Madero, un líder clave en el movimiento revolucionario. Pero la política es un juego volátil, y el nombre fue retirado por los Zapatistas. Sin embargo Francisco Villa, en un gesto de respeto y admiración, restituyó el nombre de «Madero» colocando un letrero en el edificio donde ahora se encuentra la tienda Zara. Para 2012,
La calle de Madero también fue pionera en el cine, historia que merece un relato aparte y hasta de la introducción de la luz eléctrica en la Ciudad de México. Los primeros 12 postes se erigieron aquí, marcando un hito en la historia de la iluminación de la ciudad. Esta innovación dio lugar a celebraciones nocturnas en las calles, con puestos de comida y la curiosidad de la gente por descubrir la nueva tecnología.
La calle de Madero fue escenario de otro hito histórico cuando en 1901, los hermanos Valleto, reconocidos fotógrafos mexicanos, montaron el primer estudio fotográfico de la capital porfiriana, y lo ubicaron en la 2º calle de san Francisco #2 y muchos establecimientos más encontraron aquí su lugar como la Joyería La Esmeralda, Sanborns ó hasta el Centro Joyero. Madero sigue siendo un testigo silencioso de la historia de México, un lugar donde el pasado y el presente se entrelazan. Una vía que ha pasado de ser un camino estratégico en tiempos de conquista a una joya cultural en el corazón del Centro Histórico, la calle que siempre está llena, vamos a dar una vuelta por Madero.