Después de cruzar las puertas de la entrada del Museo Nacional de Antropología, nos encontramos con esta estructura monumental, que ha cautivado a visitantes de todo el mundo y niños como muchos de nosotros, que fuimos al Museo primera vez: «El Paraguas». Esta imponente fuente, ubicada en el patio central del museo, no sólo destaca por su diseño arquitectónico, sino también por su profundo simbolismo y la historia que encierra.
Inaugurado en 1964, el Museo Nacional de Antropología fue concebido por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien, junto con Jorge Campuzano y Rafael Mijares Alcérreca, diseñó «El Paraguas» como elemento central del recinto. Esta estructura consiste en una columna de concreto armado de 12 metros de altura que sostiene un vasto techo cuadrado de 82.06 por 54.42 metros, creando una cubierta colgante que se extiende sobre 4,467.5 metros cuadrados. La columna está adornada con altorrelieves de bronce, obra de los hermanos José y Tomás Chávez Morado, que representan la «Imagen de México», integrando símbolos de diversas culturas prehispánicas.
Entre los relieves de la fuente, se encuentran elementos de la cosmovisión de los pueblos originarios, como el maíz, símbolo de vida y fertilidad, y el águila devorando a la serpiente, una imagen que alude a la fundación de México-Tenochtitlán. Asimismo, los relieves muestran escenas que representan el mestizaje, el encuentro entre culturas y la diversidad que define al México moderno. Esta columna se convierte así en una suerte de «árbol de la vida», conectando el pasado ancestral con el presente y el futuro. Estos símbolos no solo embellecen la obra, sino que recuerdan a los visitantes la importancia de las raíces culturales y la historia compartida de México.
Más allá de su función estética, «El Paraguas» fue diseñado para enfatizar el respeto por el entorno natural mediante su caída libre de agua. La estructura superior monumental, que cubre una amplia superficie, es soportada por cables conectados a los edificios aledaños, situándose entre las «cubiertas colgantes» más grandes del mundo.
A lo largo de las décadas, «El Paraguas» se ha convertido en un símbolo del Museo Nacional de Antropología y de la Ciudad de México. Su diseño innovador y su profundo simbolismo lo han consolidado como un ícono de la arquitectura mexicana del siglo XX. Además, ha sido escenario de múltiples eventos culturales y punto de encuentro para visitantes nacionales e internacionales que buscan conocer la riqueza histórica y cultural de México.
Con el paso del tiempo, «El Paraguas» ha requerido trabajos de mantenimiento para preservar su integridad estructural y estética. En 2018, se llevaron a cabo labores de limpieza y restauración, utilizando técnicas especializadas para garantizar su conservación sin alterar su diseño original. Estos esfuerzos reflejan el compromiso por mantener viva una de las obras más emblemáticas de la arquitectura mexicana.
«El Paraguas» no es solo una fuente o una estructura arquitectónica; es un testimonio vivo de la fusión entre arte, ingeniería y cultura que caracteriza a México. Su presencia imponente y su significado profundo continúan inspirando a generaciones, recordándonos la riqueza y diversidad de nuestro patrimonio cultural.
