Escaleras al Futuro: Los anuncios de Liverpool en el Centro Histórico

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En 1936, las Calles Chilangas estrenaban la calle 20 de Noviembre, una de las avenidas más emblemáticas trazadas para conmemorar el aniversario de la Revolución. Con ella llegó un nuevo orden urbano en el corazón de la capital, y también un edificio que marcaría época: la flamante tienda El Puerto de Liverpool.

Entre sus grandes novedades estaba un invento que parecía magia mecánica: las primeras escaleras eléctricas de la Ciudad de México. Subir por ellas no era solo un trayecto entre pisos, sino un espectáculo que deslumbraba a chicos y grandes, símbolo tangible del progreso que la ciudad abrazaba.

La modernización tuvo un costo: para abrir la nueva avenida fue necesario demoler edificios enteros. La fotografía de la época, tomada desde el cruce con Venustiano Carranza, muestra la demolición del antiguo Liverpool. A la izquierda se aprecia El Palacio de Hierro y, en medio, el estrecho pasaje que hasta entonces separaba a ambas tiendas: la famosa Callejuela o Callejón de la Diputación de la que hablaré en otro momento.

La demolición del antiguo edificio de Liverpool para abrir la avenida 20 de Noviembre, década de 1930. Imagen: Col. Miguel Ángel Bernabé

El sacrificio urbano abrió paso al nuevo Liverpool, que se inauguró con la avenida y se convirtió en un emblema de modernidad.

La gran inauguración

El edificio de Liverpool sobre la 20 de Noviembre fue mucho más que una tienda departamental. Se presentó como un espacio moderno y monumental: vitrinas iluminadas, fuentes, biblioteca circulante, salones de descanso y, por supuesto, las escaleras eléctricas que se anunciaban como “la novedad del año”.

Uno de los carteles de inauguración mostraba una línea del tiempo desde 1847 hasta 1936, narrando la historia de la tienda como espejo de la evolución del país. Bajo la frase “Símbolo del progreso de México”, Liverpool no solo vendía productos: vendía la experiencia de entrar al futuro.

Una ventana al pasado en el presente

Lo más fascinante es que estas imágenes aún se conservan en la actualidad. Al subir por las escaleras del Liverpool del Centro, los visitantes pueden encontrarse con los anuncios originales enmarcados en las paredes. Son testigos silenciosos de aquel momento en que la ciudad miraba hacia adelante con asombro y orgullo.

Y pensar que en 1936 la Ciudad de México ya estrenaba escaleras eléctricas… mientras que en 2015, cuando Tlaxcala inauguró las suyas primeras, internet no perdonó el retraso y lo convirtió en meme. Una prueba de que la modernidad siempre llega, aunque sea en distinto tiempo y con distinto humor.

Más que publicidad antigua, son piezas que cuentan cómo la modernidad se narraba en imágenes: sueños de comodidad, lujo y futuro. Mirarlas hoy es revivir la emoción de un tiempo en el que una escalera mecánica podía resumir el espíritu de una ciudad que no dejaba de reinventarse.

Autor

  • Christian Ramírez Carrillo

    Christian Ramírez Carrillo es un cronista y narrador visual que explora las historias escondidas en cada rincón de la Ciudad de México. Ha trabajado en varios países en Consultoría y es fundador de proyectos culturales como el Museo Puertas Abiertas y La Transformación, Christian combina su pasión por la fotografía con un profundo interés en el tejido social de la ciudad. Desde su perspectiva, la crónica es una forma de rescatar la identidad de la ciudad, capturando momentos que reflejan tanto lo efímero como lo eterno, hablar de la historia es entender que todos somos parte de ella. En Calles Chilangas, su lente se posa sobre lo cotidiano para revelar las conexiones entre las personas, el espacio y la historia, invitando al lector a ver la Ciudad de México como un ser vivo, cambiante y rebosante de relatos. Su trabajo, en el que el arte y la palabra se encuentran, ofrece una puerta abierta a las historias que dan forma a esta metrópoli compleja y fascinante.

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