El mole es uno de los platillos más emblemáticos de nuestro país. La combinación de sus ingredientes, su origen y los procesos que se llevan a cabo para su preparación lo distinguen. Proviene del vocablo náhuatl molli o mulli, que significa “salsa”. Este año, en San Pedro Atocpan se conmemora la edición número 48 de la Feria Nacional del Mole, del viernes 3 al domingo 26 de octubre, en el kilómetro 17.5 de la carretera Xochimilco–Oaxtepec.
Este evento lleva celebrándose desde 1979, con sede en San Pedro Atocpan, el mayor productor de mole consumido en la Ciudad de México. Su elaboración sigue siendo artesanal, con recetas familiares que datan de la época novohispana. Ir a la feria es entrar a un taller vivo donde se cuece la historia de la cocina mexicana a través de cada fogón. La especialidad del pueblo es el mole almendrado, así que prepárense para degustar cada receta y encontrar dentro de la feria su nuevo mole favorito.
Tips prácticos para disfrutar aún más tu visita: Lleven efectivo (muchos puestos no aceptan tarjeta), calzado cómodo y apetito para degustar no solo los diferentes moles, sino también dulces típicos y bebidas locales. La entrada suele ser gratuita entre semana; los fines de semana se pide una aportación simbólica. Consulten la cartelera oficial para conocer más sobre conciertos, concursos y talleres: la feria mezcla mercado, verbena y una pequeña escuela sobre cómo se hace el mole.
Vayan con la intención de aprender, de probar varias versiones y de llevarse con ustedes el gusto de una historia nueva. Porque en San Pedro Atocpan, el mole no solo se come: se celebra. Entre cazuelas humeantes, música y risas, esta feria nos recuerda que la comida también es memoria, comunidad y orgullo. Cada cucharada guarda el sabor de siglos de tradición que siguen vivos en cada familia, en cada receta y en cada visitante que llega hasta Milpa Alta para descubrir o reencontrar el corazón del mole chilango. Porque nuestra gastronomía es parte de nuestra identidad.
