En pleno barrio de San Juan, se encuentra un pequeño local que guarda una gran historia. En letras sencillas sobre una lona se lee: “Aquí es Clarita”. Y sí, aquí está. Porque más que un puesto de comida, este lugar es punto de encuentro, con un sazón oaxaqueño y un rincón donde la vida cotidiana se vuelve más sabrosa.
La historia comienza en San Pablo Huitzo, Oaxaca, el pueblo natal de Clarita. A los 13 años, dejó su tierra y llegó a la Ciudad de México acompañada de sus hermanos más grandes y su hermana recién casada. Como muchas jóvenes del campo, vino con el deseo de apoyar a su familia y forjarse un mejor futuro.
Vivió varios años bajo el cuidado de su hermana y su cuñado. Entre sus primeros trabajos, hubo uno que pocos imaginarían: locutora en Radio Red, de la 1:00 a las 5:00 de la madrugada. Tiempo después trabajó en un restaurante, donde no solo aprendió a cocinar, sino también a dominar técnicas que, con los años, se convertirían en el alma de su propio negocio.
El 18 de diciembre de 1984, Clarita levantó por primera vez la cortina de su local. Empezó vendiendo tortas con la ilusión de compartir su sazón con quienes cruzaran la puerta. Poco a poco, ese espacio fue creciendo no solo en menú, sino en cariño: sus clientes la conocen por su nombre, la buscan, la saludan, le cuentan sus penas y celebran sus alegrías con ella.

“Tengo 40 años viniendo todos los días a comer con Clarita”, cuenta Don Miguel, uno de sus fieles comensales. “Te recomiendo el huevo estrellado con salsa de chipotle. Es algo tan sencillo… y con un sabor que no se olvida.”
Roxana, otra clienta de corazón, relata que desde hace 16 años va a comer al local. A pesar de haber estado un tiempo ausente, hoy volvió por casualidad, y no dudó en pasar a saludar, tomarse una foto y comerse unos tacos de bistec, como en los viejos tiempos.


Con los años, el menú ha ido creciendo. Lo que empezó con tortas ahora incluye antojitos para quienes trabajan en la zona y buscan ese sabor casero que reconforta. Pero hay dos estrellas indiscutibles en su cocina:
- La torta de pierna al horno, jugosa y aromática.
- Y la torta de mole oaxaqueño, que se sirve solo los miércoles. Ese mole no es cualquiera: lo preparan en Huitzo, su pueblo, y un familiar lo trae especialmente hasta la Ciudad de México para que Clarita pueda compartir un pedazo de su tierra cada semana.
“Aquí es Clarita” no es solo un nombre. Es una afirmación: aquí hay hogar, aquí hay historia, aquí hay comunidad. Date el tiempo para visitar nuestras Calles Chilangas y detenerte en Ayuntamiento 25, local 3. Abre de lunes a viernes, de 11:00 a 18:00 hrs. Y si tienes la suerte de caer en miércoles, no dejes pasar el mole.




